24 de diciembre de 2009

Rara Avis


Soñaba que el reloj no sonaba, me quedaba dormido y no llegaba. Pero sonó con precisión electrónica a la hora programada. El colectivo no pinchó como hubiera deseado. Tampoco chocó, pese a los esfuerzos de ese taxista y aquel peatón. Cuando iba caminando nadie me asaltó, ningún piano cayó sobre mi cabeza, ninguna tormenta, ni un incendio.... nada. No, el universo esta vez no respondio a mi llamada, y no me iba a quedar otra que encontrame con ella, a la hora señalada, en ese cuidadosamente elegido, abarrotado café del shopping.
A medida que me acercaba, el pensamiento mágico
aceptaba su derrota y se retiraba humildemente, haciendo lugar a la mente especuladora, calculadora y racional, que en el otro extremo aguardaba su inevitable turno.
Las hipótesis de mi argumentación, los planteos que propondría, los puntos donde me apoyaría y las reacciones que ella tendría, los giros que tomaría y como lo rectificaría. Todo empezaba obsesivamente a ser repasado por esa computadora estúpida que tengo en el coco. Cuáles serían los puntos a ceder, en que me cerraría, una estimación de cuánto me costaría en plata, tiempo, calentura y de cuánto daño le provocaría. Con qué hilos intentaría manipularla, y en que temas yo tenía que ponerme bien a la defensiva. Que territorio no tenía que pisar, en que terreno de manera mas ágil me movería. Cómo debía despojarme de mi sensibilidad, y en que punto de la suya revolvería. Que palabras diría, cuáles subrayaría y cuales jamas pronunciaría. Repadaba todos los posibles diálogos, a la velocidad de la luz y desde todos los posibles ángulos. El aleph de mi disputa. En dos cuadras, todo lo que se podía decir lo escuché y todo lo que podía suceder lo ví. Deep Blue en todo su esplendor, calculando todas las jugadas posibles y eligiendo sólo las mejores movidas: la gran calculadora determinó con exactitud y frialdad cómo derrotar a su adversario, ya antes de realizar la primera movida. Yo no era Deep Blue, pero estaba claro que ella tampoco era Kasparov.

Y mientras esperaba a distancia prudente con visual perfecta hacia el lugar desde donde ella aparecería, transitando ya la cuarta pitada del tercer Lucky, aparece en mi vista esa morocha con vestido floreado y cara de turista, tomando una cerveza a las 11 de la mañana en la entrada del boliche de enfrente.
Quedaban 10 minutos, mas los 20 que ella tardaría, así q
ue yo también como turista, decidí revolotear para verla mas de cerca. Un par de dardos a cualquier blanco, sólo para enfriar un poco el bocho y empezar el partido un toque mas relajado no vendrian nada mal. Es que en realidad lo otro ya estaba todo dicho.
No era muy linda de cara. Unos ángulos demasiado europeos. "Cara de bombardero espía" diría mi hermano. El pelo si que era hermoso, ese estilo casual fue lo primero que me atrajo. Fumaba unos largos que no lograba distinguir, pero si se veía que se había tomado el trabajo de aprender a tirar el humo con mucho estilo. Un libro en la mano, mirando con sutileza, de reojo las mesa de al lado, quienes eran y que hacían los demás parroquianos. Cuando se levanta el tipo y deja la mesa, se levanta ella y manotea el diario. Ahí pude verla parada. Estaba realmente buena. Unas curvas sinuosas, un cuerpo bien natural, bien formado, apenas trabajado: era de las favorecidas por la naturaleza. Por una simple cuestión de balance, el no tener que ocuparse de algunas cosas le permitía ocuparse de otras. Esas otras cosas que me gustan, que le dan ese plus y las transforman en rara avis. Esas que una y otra vez sin buscarlas las encontré, proque si las buscás no se dejan ver. Esas que cada vez que las ví, siempre me las tropecé.
Metí las manos en los bolsillos, para sacar los cigarrillos y dejar el anillo, y encaré a toda velocidad, adrenalínico casi, y mas adrenalínico por sentirme otra vez adrenalínico. "Hola, puedo sentarme unos mintuos?" l
e dije con mi mejor sonrisa de mi mejor costado.


Otro galán latino, me dije. ¿Qué les pasa a los tipos de este país? Había escuchado que eran así, pero no puedo creerlo todavía. Es mi segundo día y ya se ma acercaron una docena de desconocidos a tratar de hablarme, sin contar a la veintena que me dijeron cosas al pasar, que no entendí y no pienso preguntar. Hasta el tercero sostuve un mínimo diálogo, por cortesía cuanto menos. El estilo del cuarto ya me hizo enojar. El quinto me asustó. De ahí no pude más que ignorarlos. Algunos hasta parecieron interesantes, y muy lindos, y de estar en casa seguro a alguno hasta le habría dado mi teléfono o aceptado un trago, pero vine acá a descansar, no estoy preparada para esto. ¡Tengo que estar todo el tiempo en guardia! ¿Mis amigas me habrán puesto un cartel en el trasero diciendo "acabo de terminar una relación demasiado enferma que incluyó muy poco sexo y duró demasiado tiempo" ? Tal vez este debería haber sido el tema de mi tesis doctoral : " La psicología del macho latino y las mujeres extranjeras: la estrucutración de un discurso como manifestación edípica hacia la madre patria" o no mejor, "......" No! Pará. Si de la tesis también vine a descansar .
"Disculpame, no hablo español" Le dije con dos "pa" medio austríacas y una eñe casi sin i.
" Oh, lo siento mucho señorita, sólo la ví sentada leyendo a Nietzche, y me de manera muy atrevida, lo reconozco, pensé en preguntarla si podría acompañarla unos minutos" Largó en casi perfecto alemán.
"Mi alemán es apenas menos malo que mi español" respondí en mi irlandés natal.
"Bueno, si puedes soportar mi pésimo inglés, pod
emos establecer este idioma como oficial para esta conversación. ¿De acuerdo?", dijo con una sonrisa de actor de Hollywood, y noté que contra mi voluntad la parte derecha de mi boca le regaló una minúscula sonrisa.
"Das Geburt der Tragödie... el nacimiento! , ah, ahora puedo ver el titulo bilingüe. Estás aprendiendo alemán?"
"En mis ratos libres, lo necesito para el trabajo."
"Bueno, la verdad es que demuestra mucha osadía
abordar un idioma extranjero leyendo temas tan elaborados. Además de ser increíblemente atractiva por tu belleza física y tu evidente inteligencia, estudías filosofía?"
Era interesante. Lo admito. Y muy apuesto. Lo reconozco. Pero estaba simplemente harta. ¿Por que no me dajaban en paz de una vez? Y como si no hubiera sido suficientemente estúpido elegir un libro de filología en alemán (e inglés) como lectura de descanso, resulta que también es excusa para atraer mas tipos en este país lleno de depradadores, desbordados de intelectualidad, verborragia y hormonas. Es increíble. Debería haber traído el libro de harry potter que le regalé a mis sobrinos, pero por las dudas con l
a tapa forrada en papel madera. Aunque seguro alguno se me hubiera sentado en la mesa para presentarse y mostrarme que él también envuelve sus libros en papel madera porque no le gusta que vean lo que lee, y preguntarme que leo y si quiero acompañarlo a su departamento...
"Soy psiquiatra, y estoy realizando un doctorado en psicoanálisis. Vine aca para descansar, pero no puedo evitar que cuando intento leer dos líneas seguidas en una mesa de un café, le pregunto una dirección a un policía o me paro para mirar una vidriera, algún imbécil me toque bocina desde un auto, un tarado me invite a salir, o un estúpido sobreintelectualizado piense que por hablar muchos idiomas o leer muchos libros o lo que sea que haga, crea que me voy a querer acostar con él"
"Uh, bueno, tranquila, tenés razón, disculpame" dijo levantándose. Y mientras caminaba marcha atrás, me señaló el cartel de un hotel y me dijo "No me había dado cuenta, estás tomando una cerveza sóla en la puerta de The Smittens, seguro esperás a alguien" Y al ver mi cara de no entender me dijo " Es el único hotel exclusivo para lesbianas de la Argentina", largó el muy hijo de puta.



Que par de gomas. Que trabajo se tomaba para sobrepronunciar esas o y esas a. ¿Cuantos kilómetros medían esas gambas?. Como me calienta el acento irlandés. Y esa mirada que lanzaba fuego mientras en esas venas tanta sangre aumentaba la presión. Debe ser una leona. Que ganas de charlar. Que ganas de contestarle otra cosa.Y terminar atándola a la cama por pedido de ella. Si revertí situaciones mil veces peores... he domado a fieras mucho mas salvajes. Pero esta vez me morí de miedo. No por lo de psicóloga: reconozco que eso un poquito me alteró, y tal vez hubiera sido suficiente para huir como huí.Pero no fue eso. Fue ver como modulaba con esos labios finos, y como el brillo de su ojo izquierdo delataba su inteligencia, el derecho su fragilidad, y su boca que me decía andate mientras el movimiento de sus pies me decía a gritos quedate quedate. Es que me hizo acordar a ella. Y acordarme que me estaba esperando a menos de cien metros. Es que la ví por el reflejo de una vidriera mientras me iba y miraba el cartel del hotel. Los gestos eran casi los mismos. Sólo que los labios de la argentina cada vez modulaban menos, el ojo izquierdo brillaba con más inteligencia cada vez, pero el derecho cada vez era de un brillo menos frágil , y hace un tiempo largo, su boca sólo pronunciaba tecnicismos.... y sus pies ya no se movián cuando hablábamos.

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