6 de febrero de 2010

De qué esta hecha una Estrella

De qué esta hecha una Estrella



Como otros tantos huérfanos de padre había elegido el oficio de cazador, ya que el de soldado me era vedado. Conozco algunos en situación parecida a la mía, que encontraron como leñadores la expresión de esta vocación tan mal vista por las madres. Como tantos otros muchachos que debían preocuparse por alimentar a su madre y hermanos, y que pasaban los días y algunas noches en las sierras donde la caza era buena, yo también creía adivinar en el contorno de los Montes de los Caídos el lugar donde tantos sueños infantiles se podían realizar. El hecho
de tener que atravesar el Desierto de las Penas (que dicho de paso no era realmente un desierto, sino solo una Gran Planicie, detalle geográfico que descubrí en persona tiempo después) era obstáculo suficiente para que ese viaje quedara solo en el terreno del ensoñamiento que se les produce habitualmente a los jóvenes en las noches largas y solas frente a las hogueras. Todos creían eso, inclusive yo, joven particularmente ensoñador hasta para los otros jóvenes cazadores.

En los Montes abundaban, según decían, cuevas y ermitas donde muchos héroes caídos en desgracia y algunos dioses venidos a menos, (tema principal del que se ocupan Las Historias) aun hoy vivían. Eso no tuve la posibilidad de confirmarlo de manera plena, solo puedo decir la parte de verdad que a mí me toco experimentar. Pues luego de extraviarme tras varias jornadas detrás de un rebaño se esquivos bisontes, me encontraba tendido en el piso, agonizando. Ya vencido, sin comida ni agua y agotado, en medio de mi viaje de vuelta a través de las Planicies hacia los Montes, tropecé y caí por un barranco. Creo que estaba muriendo cuando el auténtico Mittel en persona me encontró.
Es cierto que nunca había creído en su existencia, o al menos pensaba que Las Historias estaban muy exageradas en los capítulos que le dedicaban. Si era poseedor de un arma tan poderosa ¿Cómo era posible que lo hubieran desterrado a los Montes en vez de permitirle guiar a los ejércitos en la defensa de la Ciudad, o en alguna invasión al extranjero? Sin embargo allí estaba él mismo, curándome y alimentándome, con diversos elixires y pócimas mágicas de propia fabricación. El propio Mittel, de carne y hueso (huesos, sobre todo) fue quién, sin que yo
siquiera me hubiera atrevido a tocar el tema en todo el tiempo en que estuvimos juntos, ofreció regalarme su más preciado tesoro: el Circulo Mágico. No creí ser merecedor ni estar capacitado para poseer tan mitológico artefacto, pero fue él quien me convenció de que era natural que fuera
alguien como yo quien lo poseyera, no se si por propios méritos o porque él se hallaba ya muy próximo al momento de su muerte y no había nadie leguas a la redonda.

Las propiedades mágicas del Círculo eran ligeramente semejantes a las que había oído durante toda mi vida. Lo que en la realidad era distinto era la manera en que su poseedor lo utilizaba. No hacían falta tantas palabras mágicas en lenguas arcaicas, rituales secretos ni ningún amuleto en particular. La zona que el Centro (su poseedor) delimitaba ,siempre función de sus épicas necesidades, y fuera del cual podía mantener a sus enemigos sin que ellos pudieran ingresar dentro de él para dañarlo, se extendía por los cuatro puntos
cardinales de las cuatro direcciones del Mundo. Su extensión, si bien ilimitada en teoría, quedaba muy reducida a los fines prácticos, ya que era inversamente proporcional a la intensidad de la fuerza y la violencia con la que Los de Afuera podían ser repelidos al intentar cruzar su invisible borde. Además, si la frontera estaba muy lejos entonces todo el mundo estaba dentro, y eso lo hacía poco práctico a los fines bélicos, y lo despojaba de todo atractivo como arma mágica.

La verdad, y de eso me di cuenta hace muy poco tiempo, ese círculo lo único que tiene de Mágico es que solo Mittel lo conocía.

El Círculo de Mittel era solo uno entre los variados Círculos de Poder que todos los
nacidos de Padre y Madre en Las Tierras y Las Casas traen cuando llegan a esta región del mundo, solo que nadie mas que Mittel, por obra de no recuerdo qué dios y sus magias, había llegado a dominar en su utilización y convertirlo en la increíble herramienta de guerra que es.

En verdad es difícil de notar su existencia en la vida cotidiana de cada uno, ya que cada Círculo Mágico en su configuración inicial está fijado en toda la extensión de Las Tierras, de modo que su límite es muy lejano para poder notar la conexión existente entre el Ser Repelido y el Ser Portador. Inclusive se suele pasar toda la vida sin saber de su existencia y atribuyendo los efectos observables del círculo a causas naturales.

La verdadera Magia es el conocimiento de que allí está, y que su frontera se define a
voluntad del su poseedor y centro. Y en eso sí puedo decir que fui un paso mas allá de Mittel: yo no necesité que ningún dios me lo explicara. Si bien al principio creía como él, que solo podía trazarse la División por medio de Los Rituales y Los Objetos que él me había legado, con el tiempo y la experiencia descubrí que bastaba con expresar por medio de cualquier acción del portador el reflejo de su Voluntad de Centro.

La mayoría de las veces bastaba para mí con pensar el lugar por donde debía pasar la línea y golpear los talones o chasquear los dedos o decir "ahí" en voz baja para que instantáneamente allí se ubicara el borde. Al día de hoy funciona de manera casi automática, como parte de mi
propio cuerpo, a veces operando a voluntad pero casi siempre por mero acto reflejo.

Dejo a otros el trabajo de contar las mil y una formas en las que utilicé su poder a favor de Lo Nuestro durante La Guerra. Para algunos parecerá heroico, para mi fué casi automático.
Se que algunos muy cercanos fueron testigos de cómo la crudeza de las batallas libradas en ese tiempo me fue obligando a aumentar más y más la fuerza repulsora del Círculo, es decir, a trazarlo a distancias cada vez mas cercanas a mí .
No tuve alternativa. Fui obligado por las circunstancias, no estuvo nunca en mí hacer un uso
tan habitual de semejante magia.
Los ataques recibidos fueron con el tiempo cada vez mas duros, cada vez mas brutales, parecían ser cada vez eran mas los enemigos que atacaban desde afuera. El rumor del círculo, extendido entre los sobrevivientes de las tribu, sólo los motivaba a atacar con mas fuerza.
Si bien El Círculo se mostró como un arma muy poderosa, sin la cual no hubiera podido resistir de la manera en que lo hice ni la menor fracción de los ataques que sufrimos, lejos está de ser el arma decisiva que narraban los viejos en las historias.
La obvia causa de esto se vuelve evidente cuando uno lo piensa despojado de su contexto mitológico, ya que 1) nada impide recibir daño de los que ya se encuentran Adentro, 2) nada impide que alguien salga ,por decisión propia o no, y se quede irremediablemente Afuera sin
poder volver a entrar sin que el Círculo deba ser trazado nuevamente. Y con los peligros que nos acecharon en esta guerra, volver a alejar el borde para volver a incluir a alguno era un riesgo que no podía darme el lujo de aceptar. Para sobrellevar la pena de ver la suerte que corrieron quienes quedaron fuera, sólo podía pensar que era parte de la pérdida esperable en una guerra, eso creo que también Mittel me lo advirtió.

Y es así como, de trazo en retrazo, cediendo o pocos metros a veces, quieto por días para luego retroceder de un salto varios kilómetros de la mañana a la tarde, es que llegué a esta situación en la que estoy ahora.La ante última batalla fue la mas dura de todas en las que estuviera antes de esta (que se que fue la última). En un descuido y fruto del fragor del combate contra los brutales enemigos de siempre, que trataban de ingresar desde Fuera con nuevas armas, tácticas de confusión e ingenios mecánicos, sumado a los horrendos enemigos que se revelaban Adentro siempre de manera sorpresiva, realicé un retrazo del borde demasiado estrecho.
No noté como sucedió, pero cuando reaccioné mi cuerpo entero había quedado Afuera.
Sí, yo tampoco pensé que algo así pudiera pasar, pero así fue. Lo vi cuando era ya demasiado
tarde. Ahí estaba, quieto, tendido en el piso, fuera. Lo que quedó adentro no sé bien qué es, tal vez alguien de afuera pueda describirlo por mí, pero lo terrible es que sé que aún se puede seguir separando. Todavía siento partes articuladas, individuales y separables, que conforman lo que han quedado. Algunas que están mas afuera y otras mas adentro. No sé bien qué es, pero lo de más adentro lo reconozco como más mío.
En un momento pensé que todavía iba a tener que continuar trazando Círculos, cada vez mas diminutos, para siempre o hasta que finalmente muriera. En otro pensé que ya no se podía, para finalmente quedarme con la idea de que no tenía sentido porque era yo el único que se
encontraba adentro, y por fuera no atacaba nadie más.

En la calma de esa Ultima Noche pude ver cómo ese cuerpo que quedó tendido a un lado mío parecía empezar a pudrirse. Casi dormido, con la calma que me había dado esa idea, fue cuando comenzó la Última Batalla.
Me atacaron desde donde jamás me hubiera imaginado, justo cuando pensaba que no había nadie más aquí. Fue con una fuerza y una alevosía que jamás creí posible. Muy rápido, muy fuerte, muy cerca. No se quién. No me quedó otra alternativa, y ajusté de nuevo la frontera del círculo. Y esta vez sí fué la última. Entonces pasó esto que violaba las reglas por las cuales creí que el Círculo se guiaba: sentí que esta vez dejaba de ser yo el Centro del Círculo, y me empezaba
lentamente a deslizar fuera. La sensación fué de un total desgarramiento, un dolor que no tiene medida física: el que quedaba dentro también era yo, el desgarramiento era doble, era el
miembro que sentía el desgarramiento del cuerpo que sentía el desgarramiento del miembro. El proceso es muy lento, lo suficiente como para poder sentir cada matiz del cual se compone ese dolor.

Ahora, desde Afuera y vuelto a mi cuerpo ya, el círculo no es, primero, mas que una línea recta que sube hacia el cielo. Parece que ya no se extiende por los puntos cardinales. Luego se acorta desde el lugar en donde se ancla con el suelo hasta su otro extremo que lo conecta con el cielo. Esto se repite rápido, muy rápido. Pareciera que no es más que un punto brillante que aparenta titilar.
Al principio, mientras lo miraba fijo en el cielo, no podía dejar se sentir su vacío, una especie de presión en el pecho que parecía iba a hacerme implotar: sabía que aun era parte de mí, y que de alguna manera no habíamos terminado de separarnos por completo. Luego el sonido lejano de trompetas me distrajo en mi contemplación para traerme la noticia de que la guerra había terminado ya, al menos de momento se había firmado una tregua, hay un ganador o un principio de acuerdo entre Los Enemigos Eternos. Ahora, al levantar la vista de nuevo, no puedo ya
identificarlo, es muy parecido a las estrellas que lo rodean ¿cual de ellos es el mío? ¿O es mas de uno?. Tampoco puedo afirmar si esa presión ya no está o es que me acostumbré por no sentir nada más. Espero poder saberlo mañana, ahora estoy agotado, y creo que, después de mucho tiempo, puedo acostarme a descansar.

3 de febrero de 2010

Schreien

La ira es una emoción engendrada en nosotros (y también en organismos menos evolucionados), luego de incontables generaciones.

Su fin es favorecer nuestra supervivencia.

Experimentamos ira, cólera o furia, cuando comprobamos que otro organismo intenta invadir nuestro territorio geográfico (su forma mas animal) o territorio psicológico (su forma mas humana) o cuando trata de someternos de una manera u otra, sea esta cualquier combinación de las dos anteriores (esta es su faceta evolutivamente mas compeja).

Siempre, esta emoción nos lleva a devolver el golpe.

Sin nuestra cólera, estaríamos retrocediendo continuamente hasta ser aplastados y exterminados. Ya sea en un terreno físico, mental o espiritual.

Sólo con el enfado podemos sobrevivir a un mundo en el que la agresión externa a cada uno de los organismos que lo habita, es ley natural.

Ignorar o renunciar a esto, es descartar una de las herramientas que la evolución nos dio, y que nos han posibilitado hoy estar acá, sujetos activos de este mundo.