
Su fin es favorecer nuestra supervivencia.
Experimentamos ira, cólera o furia, cuando comprobamos que otro organismo intenta invadir nuestro territorio geográfico (su forma mas animal) o territorio psicológico (su forma mas humana) o cuando trata de someternos de una manera u otra, sea esta cualquier combinación de las dos anteriores (esta es su faceta evolutivamente mas compeja).
Siempre, esta emoción nos lleva a devolver el golpe.Sin nuestra cólera, estaríamos retrocediendo continuamente hasta ser aplastados y exterminados. Ya sea en un terreno físico, mental o espiritual.
Sólo con el enfado podemos sobrevivir a un mundo en el que la agresión externa a cada uno de los organismos que lo habita, es ley natural.
Ignorar o renunciar a esto, es descartar una de las herramientas que la evolución nos dio, y que nos han posibilitado hoy estar acá, sujetos activos de este mundo.
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